Partimos de la necesidad de una metodología activa, colaborativa y participativa de los alumnos y docentes implicados en el proyecto, puesto que es muy necesario para su desarrollo debido a las características y objetivos del mismo.
La práctica
docente debe por tanto contribuir a:
1. Favorecer el
trabajo en equipo
Gracias a la interacción con los compañeros se pueden
desarrollar las actitudes y destrezas características del espíritu emprendedor.
Esta interacción tiene numerosas ventajas
personales como son:
o
Favorecer la colaboración entre compañeros.
o
Promover la solidaridad
o
Permite la integración del alumno en el grupo.
o
Favorece la resolución de problemas que puedan surgir, lo que supone búsqueda
de nuevas soluciones.
o
Supone una ampliación del número de fuentes de información lo que acelera el
proceso de resolución de problemas. Se consiguen antes los resultados.
o
Los trabajos presentados se caracterizan por una mayor elaboración ya que son
realizados por varios alumnos.
2. Favorecer el
aprendizaje por descubrimiento
Para ser un buen emprendedor, el alumno debe aprender por sí
mismo conceptos, técnicas y comportamientos asociados a la actividad
emprendedora. De esta forma, el alumno es consciente de sus propios avances,
con lo que cada vez se verá más involucrado en su propio aprendizaje,
esforzándose por mejorar cada día más. La idea no es alcanzar la perfección, ya
que no hay nada perfecto, pero sí la excelencia, es decir, dar lo
mejor de cada uno para conseguir los mejores resultados posibles.
3. Partir de las
necesidades y entorno del alumno